lunes, 15 de julio de 2013

Recuperación de La Yaya

La Yaya llegó a nuestras manos en un estado bastante lamentable. Capas de óxido recubiertas con pintura plástica negra casi que aplicada con rodillo diría yo. Una auténtica pasada lo que algunos dueños han hecho con estas bicis. En algunos puntos incluso la chapa había llegado a pudrirse, como en los guardabarros, en punteras de sujeción de tornillos para el transportan, etc...



 Las piezas de aluminio como todo el conjunto de plato y bielas y varillaje de freno carecía de lustre alguno y estaba muy invadido de óxido y picaduras. Todo el manillar y varillas venía pintado de color azul pitufo.

Con semejante panorama se nos plantean algunas dudas a la hora de afrontar la recuperación de esta preciosidad: o restauramos ciñéndonos a como eran estos modelos o la recuperamos y reinterpretamos nuestra visión de esta bici. Optamos por la segunda opción. Un toque conservador y retro eliminando detalles antiguos para mostrar una bici sencilla, clásica y elegante.


Empieza el baile de piezas al desmontar. Manillar, varillas y todo el sistema de freno, plato y bielas y el chasis del asiento se van a mandar a cromar. Las llantas son irrecuperables debido a que nuestro amigo el óxido se ha comido en algunos puntos hasta el cuerpo de la misma llanta.

Si alguna vez se os ocurre meteros en semejante trabajo os aconsejo que documentéis gráficamente todo antes de desmontar. Un par de fotos desde perspectivas diferentes os ayudarán a la hora de volver a montar cada pieza en su sitio.

3 en 1, martillito, delicadeza y paciencia para despojar al cuadro de todas las piezas. 


Mientras vamos desmontando abrimos debate sobre el color con el que vamos a pintar la carrocería; a un color, a dos, ribeteando los guardabarros, color claro, oscuro,... infinidad de opiniones y ninguna se imponía. 
No fue hasta que el cuadro quedó desnudo totalmente y las piezas en el cromador que nos decidimos por un color. 

Y empezamos a sanear la plancha del cuadro, guardabarros y transportín. Cepillo de acero y a dejar la plancha viva, sin mirar pelo :D
Después trabajo de planchista con los guardabarros. Eliminando abolladuras, agujeros en la plancha, alguna soldadura para tapar algún agujero,... 



Una vez preparado todo el cuadro, guardabarros y transportín le dimos una buena capa de imprimación. Después se volvió a lijar y afinar y  listo para pintar.

Mientras nos llegaron las piezas cromadas y las llantas y cubiertas nuevas. Todo a punto para seguir trabajando.

Mientras la pintura y barniz del cuadro lo dejabámos secar un par de días para no tener problemas a la hora del posterior montaje nuestro siguiente reto era el sillín. Un sillín de piel acartonada y agrietada que no sabíamos que hacer con él, recuperarlo, conseguir alguno en algún rastro,... finalmente intentamos su recuperación con muchas dudas. Baños de agua templada con jabón neutro, dejar secar y crema hidratante, una y otra vez. Hasta que la piel empezaba a ser piel y dejaba de parecerse a un trozo de cartón. 
El siguiente problema era el color y algunas grietas. Pensamos en retintarlo con algun tinte de zapatero pero finalmente conseguimos su aspecto final después de varias pasadas de una lija fina al agua y abundante crema hidratante para cuero.




Con las piezas cromadas reluciendo en una caja, las llantas y cubiertas nuevas, y todo recien pintadito y brillante empezamos a montar el puzzle. 
 Es acojonante la satisfacción de ver como toma forma todo ese montón de hierros y tornillos que metiste en una caja de cartón y todo cobra sentido. 

Os dejo algunas fotos del trabajo ya finalizado.






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